Aunque los años pasen, todos los ajedrecistas recordamos nuestros primeros pasos, la persona que nos enseñó a jugar, el primer club al cual nos apuntamos… Son momentos muy bonitos que vale la pena recordar de vez en cuando para hacer una visión retrospectiva de como ha evolucionado nuestra vida en el ajedrez. Poco a poco vamos evolucionando y nuestro nivel va mejorando, vamos jugando más torneos y nuestra visión global del ajedrez va cambiando. Pero hay algo que la mayoría de los ajedrecistas del mundo comparten y es el ciclo de vida. Con esta expresión no me vengo a referir a la vida como elemento personal, sino a la relación entre el ajedrez y el ajedrecista y su motivación e ilusión. Destacar que este concepto demuestra una vez más como el ajedrez y los negocios están muy relacionados, puesto que este concepto de ciclo de vida se utiliza comúnmente en el ámbito empresarial.

1. Introducción/comienzo

En los inicios de cualquier ajedrecista los aspectos que más destacan son la ilusión, la motivación y las ganas de comerse el mundo. En estos momentos, el ajedrecista tiene la sensación de adentrarse en un mundo gigante lleno de oportunidades y experiencias por descubrir, lo cual le apasiona y llena de alegría. En esta época del ciclo de vida, el ajedrecista adquiere muchísimo material ajedrecístico (libros, DVD’s, software…) con el objetivo de parecerse cada día un poco más a su ídolo.

2. Crecimiento

Después de entrenar cientos de horas, llega un momento en el cual se deja de ser un simple aficionado y se pasa a ser un jugador de club, el cual tiene ya más aspiraciones. Su único objetivo ya no es simplemente jugar torneos como hobby sino que tiene otra aspiración, mejorar su nivel. Con el paso del tiempo, este jugador va compitiendo en torneos nacionales e internacionales y gracias a la experiencia que va consiguiendo, va logrando consolidar un buen nivel y acercarse así a la maestría.

3. Madurez/expansión

Una vez el jugador ya empieza a competir en torneos internacionales y a lograr un cierto nivel (2400-2500) Elo FIDE, la misma puntuación le permite jugar torneos en todo el mundo, conocer nuevos estilos de juego, intercambiar opiniones con los mejores ajedrecistas del mundo y lograr sus mayores éxitos. Es en esta etapa cuando los esfuerzos de toda la vida se ven reflejados. Cada hora de estudio/dedicación se muestra como una victoria en una partida decisiva, un punto importante o la victoria en un campeonato. Pero llega un momento en el cual los éxitos en los campeonatos ya no llegan de manera consecutiva y dan paso a otra fase del ciclo de vida…

4. Declive

Esta fase es la más compleja de todas y la más difícil de identificar. Una vez se está en la cima del ajedrez es muy difícil reconocer que ya ha llegado el momento de abandonar y dar paso a otros ajedrecistas. Esta situación se aplica en el ajedrez, pero es exactamente igual a la que sucede en el fútbol. Muchos ajedrecistas de la élite han pasado por esta fase. Algunos de ellos han decidido retirarse como por ejemplo el gran Garry Kasparov y otros simplemente han decidido darle un tiempo al ajedrez para volver posteriormente con más fuerza como por ejemplo Paco Vallejo.

Ejemplo Ciclo de Vida: Hikaru Nakamura

Para que podáis entender mejor este enfoque de las cuatro fases, pondré como ejemplo al Gran Maestro estadounidense Hikaru Nakamura. Nakamura empezó a jugar a ajedrez joven y pronto destacó por sus éxitos, con lo que pronto se le consideró un prodigio del ajedrez. Con el paso de los años, ha ido mejorando su nivel de ajedrez hasta llegar a la élite y convertirse en uno de los mejores jugadores del mundo a la altura de Aronian, Kramnik, Carlsen… El problema le ha llegado al cosechar malos resultados en ciertos torneos. Este hecho no tan solo le ha desanimado, sino que también le ha hecho pensar en el ciclo de declive, llegándose a plantear incluso dejar el ajedrez por un tiempo. Hikaru Nakamura es demasiado joven (25 años) como para pensar en retirarse del ajedrez profesional. Una mala racha la atraviesan todos los jugadores. Ahora tan solo debería descansar un poco y pensar que tiene toda la vida por delante para cosechar nuevas éxitos.

Hikaru Nakamura. © Anastasiya Karlovich.

Pero si una conclusión se debe sacar de este reportaje y del ciclo de vida de un ajedrecista es que pase lo que pase, nunca se debe perder la pasión por el ajedrez (o por aquello que nos guste) y debemos seguir peleando. Hay muchísimas maneras de enfocar nuestra pasión. Aunque el ajedrez de competición ya no nos llene y no podamos mostrar el mismo nivel de juego que años anteriores, siempre podemos difundir nuestro entusiasmo a través de la formación. No hay nada más reconfortante que acompañar a aquellas personas que se inician en el mundo del ajedrez y guiarlas a través de la experiencia que el ajedrez nos ha aportado.

A raíz de este reportaje, la Maestra Internacional Ana Matnadze tuvo el detalle de aportar su opinión como ajedrecista profesional, la cual reproduzco a continuación: “Es muy curioso ese tema, y personalmente me pasó que perdí el interés justo cuando estaba en mis mejores momentos, había ganado 5 europeos casi seguidos… Es difícil de explicar, sientes que ganar ya no te aporta nada, y estás jugando por inercia más que nada, se llama pérdida de motivación, supongo. Menos mal que volvió pasado un tiempo y he seguido disfrutando ganando y perdiendo. Personalmente, creo que es más fácil atravesar esa racha cuando coincide con una mala racha, que, como fue en mi caso, con la buena, casi una de las mejores…”

Maestra Internacional Ana Matnadze. © Ana Matnadze.

Espero sinceramente que os haya gustado el artículo y os agradecería mucho la difusión en las redes sociales. Por último, me gustaría preguntaros si creéis en este enfoque de las cuatro fases del ciclo de vida y qué opinión tenéis al respecto. 

* Fotografía de portada cortesía de Anastasiya Karlovich.